Arturo Castillo/New York Hispano
Colaborador
Cuando María José habla, es un río de elocuencia; de aguas vertiginosas y profundas; transparentes y vivaces. Su flujo de ideas halla siempre el cauce de lo original, de lo creativo, rebasa lo habitual, lo estereotipado. Joshe, como le llaman en su natal Cuenca, hace de cada día una nueva aventura, una forma de explorar lo desconocido.
Fundadora y CEO de Airpals, María José Ordóñez tiene una mente estratégica, que se traduce en el servicio de logística que su empresa, anclada en Nueva York, en el corazón de los negocios, Wall Street, ofrece a una exigente y selectiva clientela.
María José, ¿qué hace tan lejos de casa? ¿Qué le trajo a este país?
Vine a New York hace siete años, motivada por los sueños que siempre tuve cuando era estudiante de secundaria. Mi naturaleza creativa me empujaba a emprender algo ligado al diseño de moda. Qué mejor, entonces, que Nueva York, que es la capital de la moda. Una serie de eventos y circunstancias desembocaron en el nacimiento de mi empresa de logística, Airpals.
¿Los estudios que cursó en Ecuador estaban orientados a su presente actividad? ¿O tuvo un hallazgo vocacional?
Yo estudié diseño en la Universidad del Azuay. Siempre tuve un acercamiento a la cultura, y la moda es una expresión personal y cultural que ha sido parte de la humanidad. Además, me sentía atraída por la Historia; de hecho, antes de estudiar diseño de moda quise ser periodista e historiadora. El diseño era, era también una forma de contar historias; fue por eso que me incliné por esa carrera. Sin embargo, como parte de un proceso de madurez profesional, entendí que la moda tiene diferentes y variadas expresiones. Para algunas personas, la moda es enfocarse en el diseño de las prendas como tal; para otras, se trata manufactura e ingeniería de textiles, ingeniería de máquinas, de materiales. También hay quienes se especializan en la parte publicitaria. Yo estuve vinculada a una revista de moda en Cuenca, en la parte de edición, que combinaba todo lo que me gustaba, el periodismo, contar historias, la moda. Luego, empecé a trabajar con equipos de diseño de ropa.
¿En qué punto dio el giro en la dirección presente?
Las cosas tomaron otro curso cuando me di cuenta de que la manufactura requiere de logística, de la cadena de suministro. Hay que crear procesos de producción de la ropa, accesorios, zapatos, etc. Es así como me empezó mi pasión por la logística, que en realidad ya se había ido perfilando durante mis diez años de carrera en moda.
Cuando trabajé con artesanos del Ecuador, se me volvió evidente la problemática de cómo es la transportación de los materiales, luego la comercialización, cómo se exporta ese producto, etc. Y fue eso lo que me llevó a fundar Airpals.
La logística ha existido siempre, de forma incipiente, en la edificación de obras monumentales de la humanidad, en la transacción y comercialización de productos…
Efectivamente, la logística es una práctica milenaria, que sigue innovándose. En lo concreto, existen la logística internacional y la logística local. Lo que nosotros hacemos es mensajería corporativa. Nosotros no transportamos el producto final al consumidor; lo que hacemos es ayudar a las empresas a mover objetos, cosas que los clientes necesiten llevar a diferentes lugares. En nuestra plataforma conectamos a todas las personas que intervienen en el proceso: al cliente, a los empleados de la empresa, con los transportistas que van finalmente a dar el servicio. Nuestra plataforma facilita esa comunicación; hace el proceso más sencillo, más transparente.
El servicio que su empresa ofrece tiene un elevado grado de responsabilidad y complejidad. ¿Cómo resuelve lo imponderable, lo impredecible?
Primeramente, nosotros tenemos que movernos a una velocidad increíble; todos los días son un reto, una aventura, donde no hay lugar para experimentos. Se trata de hallar las soluciones más fáciles y efectivas. Yo siempre digo, estamos en el negocio de resolver problemas.
Llegan a nosotros celebridades para hacer proyectos súper exclusivos. Hemos entregado cosas para la familia Kardashian. Nos buscan celebridades, actores, cantantes, modelos; producciones gigantes cuando tienen que hacer películas, series, para las plataformas de ‘streaming’. Nos fascina ser una pieza de cooperación de grandes marcas.
Respecto de los imprevistos, lo que hacemos es anticiparnos a las situaciones, tener nuestros radares bien encendidos; prevemos hasta los más mínimos detalles. Nuestro alto estándar de calidad y confiabilidad se basa en un increíble equipo de trabajo y en una poderosa plataforma, una plataforma orgullosamente ecuatoriana.
¿Cómo evolucionó usted desde el hecho creativo–artístico del diseño de ropa a la complejidad del diseño de un sistema de trabajo? ¿Cómo ha logrado empatar las dos cosas en su cabeza?
Puede sonar a cliché, pero creo que es experiencia de toda una vida. Yo soy una persona de naturaleza curiosa. Siempre me he considerado una estratega-creativa. Es común decir ‘soy doctora’, ‘soy abogada’, pero yo tenía una especie de crisis de identidad. No me dedico ciento por ciento al diseño, pero tampoco me dedico ciento por ciento a negocios; en cambio, me siento más cómoda creando estrategias. Desde pequeña fui muy curiosa. Me preguntaba, ‘Esto que estamos comprando aquí, en Cuenca, ¿cómo lo trajeron desde China? ¿Y cómo es que el cacao ecuatoriano llega a Bélgica?
Comprar y consumir se han vuelto actos rutinarios e impersonales. Lo que compramos nos llega a la puerta de nuestra casa, y no sospechamos todo el proceso humano, logístico, que está detrás.
Sí, ese es un problema cultural que se vive en todo el mundo. Los consumidores no tienen conciencia de todas las implicaciones para que un producto le llegue a sus manos. Pero, además, es un problema de cultura de consumo. Por ejemplo, la gente compra cosas que afectan al planeta, que contaminan y generan más desechos. El consumidor necesita ser más curioso; debe tener conciencia de que su dinero puede tener un poder transformador. Además, desde nuestro teléfono ordenamos todo, y nos olvidamos de los seres humanos que están detrás. Para que un paquete llegue en 30 minutos, hay una exigencia logística que el consumidor desconoce, y que no le interesa saber.
¿Cómo ha logrado afinar un equipo de trabajo capaz de manejar con eficiencia las presiones cotidianas?
El líder no es una persona que va adelante. A mí me gusta liderar desde atrás, empujar a las personas. Afortunadamente, he podido encontrar gente muy talentosa; el talento es uno de los recursos más difíciles de encontrar. Parte de mi equipo está en Ecuador; jóvenes de veras talentosos. El resto de mis colaboradores, en Nueva York, gente increíble. Los recursos financieros son cada vez más fáciles de encontrar si uno sabe jugar las reglas del juego, pero hallar gente talentosa es toda una odisea. A mí me interesa el desarrollo de la gente que me rodea, y no hablo estrictamente de quienes trabajan conmigo. Yo pongo primero a mi equipo. Cuando la gente siente que tus intenciones son genuinas, te apoya.
Al término del día, ¿ha valido la pena tanto esfuerzo? ¿Cuánto le gratifica lo que hace?
No es un trabajo fácil. Yo soy la única fundadora; en otros casos, son varios fundadores, que se complementan y delegan tareas; cargan el peso juntos. Le digo a mi equipo, “esto es una olimpiada; tenemos que entrenar como si fuéramos a las olimpiadas”. Este es un trabajo de resistencia. En eso somos buenos los latinos, somos muy trabajadores. Debido a las condiciones políticas, económicas, de nuestros países, somos increíbles para resistir y salir adelante. Eso me llena mucho, y por eso me levanto cada día, porque sé que somos una pieza importante de empresas que cambian el mundo, como Google y Spotify, que son nuestros clientes.
Parte de mi trabajo es asegurarme de mantenerme cuerda, con energía. Intento hallar espacios de descanso, intento incrementar mi fuerza mental, hacer terapia.
Al término del día, estoy sola. Y si las cosas no han salido bien, asumo la responsabilidad. No es que no me respalde en mi equipo de trabajo, pero no deben salir mal paradas otras personas. Eso es lo que debe hacer un líder verdadero. Asumo los riesgos financieros, el riesgo de inestabilidad personal. Por eso no todos están listos para ser emprendedores; quizás ni siquiera yo misma.
A sus 28 años, usted está cristalizando sus sueños y proyectos. ¿Qué tiene para decirles a los jóvenes que tienen espíritu emprendedor?
Lo que les puedo decir es que no procrastinen, que no pierdan el tiempo. Que experimenten intereses, proyectos, que se vinculen a muchos proyectos, que vayan más allá de la formalidad académica de las aulas.
Aunque su vida se está desarrollando en este país, ¿cómo imagina un mejor Ecuador?
Yo quisiera que las personas fueran un poco más conscientes; que dejaran de lado el egoísmo, que fueran más conscientes de lo que hacen y de lo que dicen. Que eligieran mejor los contenidos que consumen. Si todo el tiempo están leyendo farándula, cosas que no le agregan nada a su vida; si están viendo chismes de gente que ni siquiera conoce; nunca van a mejorar su condición de vida, a abrir su mente a otras oportunidades.
Me encantaría ver un país más abierto a la educación. Que no se le dé a la gente solo farándula y telenovelas. El entretenimiento es importante, pero si nos fijamos en las personas más exitosas del mundo, ellos pasan el 80 por ciento aprendiendo y el 20 por ciento entreteniéndose. Políticamente, dejar de dar el voto para tratar de resolver problemas coyunturales, sino pensar más bien en proyectos de largo plazo. Se debe recuperar el poder del voto.