Dado que los bares y restaurantes cierran o se limitan solo a ofrecer servicios de comida para llegar, a fin de apoyar en la lucha contra el coronavirus, se exigen desgravaciones fiscales y perdonar las multas, para ayudar a la comunidad empresarial a superar la crisis.
La ciudad no puede permitirse el lujo de tener sillas sentadas encima de las mesas de los restaurantes por mucho tiempo y no tener algunos de los más de 26,000 restaurantes en la ciudad de Nueva York cerrados para siempre, sin poder pasar por los cierres ordenados por el coronavirus.
Por lo que el Contralor de la Ciudad, Scott Stringer, dijo que hay una necesidad inmediata de primeros auxilios para detener la hemorragia en todas las pequeñas empresas.
“Más ayuda, más pagos de impuestos diferidos. Tenemos que asegurarnos de que estos negocios puedan regresar”, dijo Stringer.
Stringer quiere que el alcalde y el gobernador retrasen los próximos pagos trimestrales de impuestos que vencen a fines de la semana, 20 de marzo.
“Los dueños de restaurantes, los dueños de bares, los empleados son realmente los héroes de la ciudad en este momento. Están haciendo el último sacrificio. En realidad, están poniendo sus medios de vida en espera, sus familias están en peligro, pero no podemos alejarnos de ellos”, dijo Stringer.
Stringer también quiere que la ciudad perdone las multas comerciales que la ciudad ha impuesto de una manera tan amplia que ascienden a $350 millones anuales.
“No más multas y tarifas a los restaurantes. Hicieron el último sacrificio. Cerraron sus negocios y dejaron de ganarse la vida”, dijo.
El alcalde Bill de Blasio abordó el tema el martes en una conferencia llevada a cabo en el Concejo de la Ciudad, para que los periodistas puedan mantener aún más distanciamiento social.
“Dueños de negocios, todos deben presentar sus impuestos a tiempo como de costumbre … Si tiene dificultades, puede solicitar una extensión”, dijo de Blasio.
La insistencia del alcalde en obtener los ingresos fiscales aparentemente se hizo con un ojo en los golpes al presupuesto de la ciudad de Wall Street y la crisis del coronavirus, estimada en miles de millones.
“Esta crisis ciertamente pone de manifiesto el hecho de que la ciudad de Nueva York no tiene recursos ilimitados … Estamos muy preocupados de mantener nuestra imagen de ingresos lo más fuerte posible”, dijo de Blasio.
El alcalde enfatizó que, si algún negocio tiene dificultades, no enfrentará una penalización financiera adicional.
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